jueves, 31 de julio de 2014

Ver lo que hay al otro lado de nosotros

El hombre siempre ha tenido una tendencia natural a ampliar el punto de mira, a desplazarse un  poco más lejos para conocer lo que se encuentra detrás del horizonte y que no puede ver, para acceder a las sorpresas que nos depara el más allá. La historia demuestra que la clave de muchos acontecimientos históricos no se encontraba en el afán de conquista ni en las ansias de poder de los hombres, ni tampoco en la obsesión por implantar una determinada religión o una forma de vida, sino en esa ilusión innata por la aventura, en la atracción por lo desconocido, en el reto, en la sed de nuevas experiencias, de enfrentamiento a la dificultad con el único objetivo de ampliar el  horizonte, de conocer la cara oculta de la vida, de ver lo que hay al otro lado de nosotros.

Es verdad que antaño la razón podía encontrarse en la peregrinación o la guerra, pero hoy no es la fe ni las ansias de conquista lo que nos hace movernos, hoy no hay espadachines en el camino ni abandonamos nuestro entorno en busca de botines suculentos con los que enriquecernos. La realidad es que arrancamos porque el salón de casa se nos queda pequeño. Es así. Lo que nos mueve cuando hacemos la maleta es simplemente conocer otros lugares, otras gentes, contrastar nuestras costumbres, ver otros colores, disfrutar de diferentes paisajes. Y cada vez vamos aumentando nuestro radio de acción para confirmar que estamos de acuerdo con nosotros mismos.

Hoy, las brújulas de los nuevos aventureros suelen señalar hacia Oriente, quizás a la búsqueda de un mundo diferente al que estamos acostumbrados, quizás porque Oriente atesora todavía en su cultura secretos desde hace milenios o tal vez queriéndole dar esa pincelada de riesgo que parece necesaria en cualquier aventura que se precie, incluso en este mundo global que nos ha tocado vivir.

miércoles, 30 de julio de 2014

El coste de la vida por esos mundos

Poco antes de iniciar la aventura, julio de 2014, un euro se está cambiando alrededor de 3.210 sums uzbecos (UZS).

Pero también se puede cambiar sin problemas en el mercado negro y conseguir bastantes más UZS con los mismos euros. En el hotel, en los mercados, en las tiendas, en la calle. En todas partes ofrecen sums con un tipo de cambio que favorece. Se puede conseguir hasta un 30 o un 40% más que con el cambio oficial.

Dado que el billete máximo es de 1000 sums (alrededor de 30 céntimos), unos pocos euros se convertirán en unos fajos de billetes que nos harán sentirnos millonarios y nos obligarán a guardar el dinero en bolsas.

Para tener una idea de a qué equivale esto, he aquí los precios de algunos artículos a día de hoy:

- Comida dos personas restaurante a la carta: 40.000 Sums (13 €)
- Comida en un restaurante barato (plato del día): 8.500 Sums (2,75 €)
- Menú Mc Donals, Burger King: 6.500 sums (2,1 €)
- Cerveza nacional (0,5 litros) en la calle: 1.600 sums (0,5 €)
- Cerveza en hotel: 6.000 sums (2 €)
- Café capuccino: 3.100 sums ( 1 €)
- Coca cola - Pepsi: 1.500 sums (0,35 €)
- Agua, botella 33 cl.: 670 sums (0,2 €)

En Kazajistán 1 euro equivale a 246 tenges (KZT)

En Kyrgystán la moneda oficial es el som kirguís (KGS) y 1 euro equivale a 69,5 KGS

- Alojamiento en un hotel normal: 1.000 som (15 euros)
- Comida: entre 200 y 300 som (3-4 euros)
- Coca cola, refrescos: 20/25 som (0,30 €)
- Conexión a internet: 40 som/h  (0,60 €)
- Cerveza en hotel: 150 som (2,2 €)