Khiva es un regalo con más de 2.500 años, un tesoro guardado celosamente del paso del tiempo dentro de un recinto amurallado y al alcance de la mano. Khiva es un milagro sorprendente en medio del desierto, el oasis imprescindible para que las caravanas pudiesen acometer la última fase de esa aventura eterna que intercambiaba maravillas entre Oriente y Occidente. Desde 1990 nos pertenece, forma parte del Patrimonio de la Humanidad.
Itchan Kala, el viejo recinto amurallado, nos permite resucitar aquella ciudad de hace siglos cuando era la capital del khanato (janato) que llevaba su nombre. La muralla de adobe que circunda este punto clave de la Ruta de la Seda tiene cuatro puertas de acceso orientadas hacia los cuatro puntos cardinales.
El primer edificio que se encuentra al entrar por la puerta oeste es la madrasa de Muhamad Amin Khan. No sólo es la mayor madrasa de Khiva, sino de Asia Central. Fue construida a mediados del siglo XIX y tenía capacidad para 250 estudiantes. Hoy está convertida en un hotel. Al lado se encuentra el minarete Kalta Minor al que se reconoce como símbolo de Khiva. Su nombre significa "minarete corto". Tiene 29 metros de altura, solamente una tercera parte de los contemplados en el proyecto original, ya que estaba destinado a ser el más alto de Asia Central. Aunque hay muchas teorías sobre la paralización de su construcción, la realidad es que en 1855 su promotor, Muhammad Amin Khan, fue asesinado y la construcción se detuvo. Otra leyenda mantiene que no se terminó la construcción porque la altura prevista permitía al muecín ver a las concubinas en el patio del harén que estaba enfrente y eso no le gustaba a Amin Khan.
Muy cerca y hacia el norte se encuentra la residencia de los khanes que construyó Arang Khan en 1686, el espectacular complejo Kunya Ark, que albergaba la residencia del khan, la mezquita, el tribunal, la fábrica de la moneda, el harén, las cocinas, la cárcel, las cuadras y las salas de recepción del khan. Destacan especialmente los patios, con espectaculares porches decorados con azulejos y grandes columnas de madera tallada. Están orientados de modo que en ellos nunca dé el sol y, para que corra el viento, la pared de enfrente nunca supera la altura del porche.
En todas las civilizaciones se alaba a los hombres más fuertes, a los especialmente bravos, a los más poderosos. En Asia Central a estos hombres se les llama "Pahlavan". Pahlavan Mamuth es uno de esos hombres nacidos en Khorezm que tiene un justificado reconocimiento. Peletero de profesión, fue además un destacado luchador, un poeta admirado y un reconocido filósofo. Cuando murió fue enterrado en el patio de su taller, que pronto se convirtió en lugar sagrado.
Otro de los hijos singulares de Khiva es Al Khorezmi, el genio matemático al que se debe incluso el término matemático "algoritmo", palabra derivada de su nombre Al-Khorezmi que, a su vez, proviene del nombre de la región, Khorezm.
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